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Espacio de indagación

Indagación

Al hilo de mi anterior publicación «Por dónde empezar», hoy quiero explicar por qué la Facilitación entiende que el «Espacio de Indagación» tiene en sí mismo la suficiente entidad como para necesitar una reunión y tiempo propio en los procesos grupales.

Si bien la diversidad puede ser fuente de conflictos en los grupos, también puede ser la base sobre la que generar nuevas ideas y propuestas. A mayor diversidad, mayor posibilidad de trabajar con diferentes enfoques y riqueza que puedan ayudarnos a avanzar o a abordar dificultades en un proyecto. Contemplada así, la diversidad puede ser considerada como una aliada de todo grupo.

Generar nuevas ideas y propuestas lleva su tiempo. Intentar hacerlo en las típicas asambleas o reuniones de trabajo a las que estamos acostumbrados, dificulta en sí mismo el conseguir un espacio creativo colectivo.

En esos entornos estamos sometidas a diversas presiones. Que la reunión no se alargue interminablemente, pudiendo abordar los temas y tomar las decisiones pertinentes. Qué no prevalezcan los argumentos de las personas que tienen más poder, más rango o que simplemente son más hábiles en la oratoria. Que podamos compartir toda la información relevante para las cuestiones tratadas. Qué seamos eficaces a la hora de recoger las opiniones de las asistentes. Que las personas no se polaricen y terminen defendiendo sus posiciones más por una cuestión de ego que porque realmente sean de utilidad al grupo. Y por supuesto la mayor presión de todas, es esa sensación de que sí o sí, acabaremos discutiendo y generando «mal rollo».

Si lo miramos con distanciamiento las asambleas son un espacio donde lo que básicamente está en juego es el poder. Aquí se toman las decisiones, se reparten las tareas, se asignan recursos, se adquieren compromisos, se generan las estructuras a las cuales tendremos que someternos, etc. Todo esto nos separa de las características que cualquier ambiente creativo necesita.

Para que el «buen rollo», la genialidad, la sabiduría, la creatividad, la imaginación colectiva surjan, necesitamos de la distensión, la cordialidad, la relajación, la diversión, la igualdad de rango y poder y, por supuesto, el uso de diferentes canales de expresión en el que la oralidad no sea la única.

Teniendo en cuenta este marco de referencia, la Facilitación propone reuniones específicas en las que se propicie este ambiente. A este tipo de reuniones las llamamos «Espacios de Indagación».

Nuestro objetivo es poner al servicio de los grupos diversas técnicas y herramientas que permitan la eclosión de la inteligencia colectiva. Y yendo algo más lejos, que surja la sabiduría colectiva. Con ellas tratamos de explorar otras formas expresivas que trabajan sí, con la palabra, pero también con el cuerpo, la música, la pintura, el teatro, etc. Básicamente abordamos un tema serio e importante para el grupo desde el «juego», o al menos desde unas dinámicas lúdicas que nos permitan sacar lo mejor que llevamos dentro. Procuramos romper con los patrones de pensamiento y discurso lineal al que estamos tan acostumbradas. Intentamos sacar a las personas del cartesianismo mental y conectarlas con lo imaginativo que todas llevamos dentro. Y, por supuesto, igualar el poder entre las participantes para que todas las voces e ideas puedan ser expresadas y recogidas.

Podría enumerar muchas de estas técnicas y explicar sus fundamentos, pero creo que no es objeto de este artículo. Además nada habla mejor de su eficacia que el experimentarlas por una misma. Para esto, como es obvio, os invitaría a trabajar con Facilitadoras o a formaros en esta disciplina.

Pero lo que sí quiero explicar es, que un proceso de indagación colectiva es la mejor manera de generar propuestas que puedan luego ser llevadas a un espacio de toma de decisiones (gobernanza). Una vez recabadas las ideas, en las que está recogida la creatividad del grupo, toca sintetizarlas siendo lo más integradoras posible. Se plasman «negro sobre blanco» y con ellas se construye la agenda de las «asambleas». Los temas llegan ya trabajados, los debates son mínimos y/o muchas veces para hacer alguna matización. Dedicamos el tiempo realmente a tomar decisiones. Y, si alguna propuesta aun despierta inquietudes y debates, es síntoma de que aun no está lista para traerla a ese espacio. Tal vez el grupo no esté en el «punto» para posicionarse sobre ello, haya que volver a pasarla por un espacio indagatorio, estemos tropezando con algún límite grupal, etc.

Trabajar separadamente la indagación de la gobernanza, facilita los procesos de los grupos, aunque a priori signifique tener que hacer más reuniones. También es cierto, que en la realidad, muchas veces acompañamos pequeños espacios de indagación durante los espacios de gobernanza. Al fin y al cabo hay que fluir con lo que el propio grupo trae, pero siempre enmarcando que en ese momento estamos en un «espacio» diferente. Si la «pelota» se hace muy grande, entonces sí que recomendamos trabajar el tema en un espacio de indagación aparte. Así es el apasionante mundo de la Facilitación, jejeje.

En todo caso, creo que he podido compartiros algunas ideas relevantes de los motivos por los que la Facilitación trabaja de esta forma. Sabiendo que no estamos en posesión de la verdad pero sí que nuestra experiencia lo avala, en principio, esta es nuestra propuesta de trabajo para los grupos.

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